¡VICTORIA DE ELÍAS FRENTE A LAS CRISIS!
1 REYES 19: 5-18
INTRODUCCIÓN: después
de haber estudiado en la entrega anterior las crisis que experimentó
Elías en pleno ministerio, ahora analizaremos a través de este pasaje
bíblico lo que influyó y sirvió para que el profeta Elías superara esas
crisis que se le presentaron después que derrotó a los profetas falsos
de Baal y saliera victorioso. Veámoslo:
1. LA VISITACIÓN DIVINA (Vr. 5-8)
Esto lo vemos reflejado en la expresión
ángel de Jehová (vr. 7): era una manifestación de Dios directa y visible
del mismo Señor Dios (Teofanía)
Cuando Dios visita algo tiene que pasar, suceder, las cosas cambian y se tornan diferentes Ver tema la visitación de Dios
2. EL TOQUE DIVINO (Vr. 5-8)
Elías recibió un doble toque de parte de
Dios: en el segundo toque se levantó definitivamente después de haber
comido y bebido. ¡Caminó cuarenta días hasta que llegó a Horeb! (vr. 7,
8). ¡Cuando Dios toca suceden cosas extraordinarias y maravillosas! Ver
tema el toque divino.
3. LA PALABRA DE DIOS (Vr. 5-8, 9, 13)
· Levántate (hb. Cum): ponerse
de pie, despertar, indicaba una reacción pronta, a tiempo. La palabra
clave es “cambiar la actitud” (1 Samuel 1: 9).
· Come (hb. Akal): alimentar,
hacer comer, sustentar para recuperar todas las fuerzas perdidas por el
largo viaje que había hecho desde su lugar donde ejercía el ministerio
(Jezreel) hasta Beerseba, el día de camino por el desierto y para el
viaje que de cuarenta días y noches que le esperaba hasta Horeb el monte
de Dios: “Si no lo haces (si no comes) no tendrás fuerzas necesarias
para el viaje”.
· “Largo camino te resta”:
fueron cuarenta días y noches caminando hasta que llegó al monte Horeb
o monte de Dios (vr. 8). Descontextualizándolo para nosotros
enfatizamos: que todavía hay mucho por hacer, mucha obra que realizar,
mucho servicio y trabajo espiritual que realizar para Dios. ¡Hay mucha
tela que cortar! Aún no es tiempo de decir “Ebennecer”: “hasta a aquí
Dios nos ha ayudado” (1 Samuel 4: 1; 7: 12)
Ni mucho menos como dijo el apóstol
Pablo “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado
la fe” (2 Timoteo 4: 7). ¡Mientras tengamos vida tenemos que seguir con
el trabajo y el servicio que realizamos para Dios y para Su obra1
(Isaías 38: 18-20, 22; Jeremías 1: 5; Daniel 3: 17, 18; 6: 16, 20-23;
Hebreos 6: 10).
· ¿Qué haces aquí, Elías? Como
si Dios dijese “Este no es tu lugar” ¿Es una cueva el lugar donde ha de
vivir un profeta? ¿Huyes de Jezabel? ¿Acaso no soy Yo más poderoso que
esta perversa? Más bien deberías estar, no en el silencio solitario de
un desierto y en una cueva, sino entre los hombres, para reprender a los
malos y animar a los buenos.
· Sal fuera, y ponte en el
monte delante de Jehová… Ve y vuélvete por tu camino, por el desierto de
Damasco; y llegarás, y ungirás”: Dios lo quería totalmente fuera de la
cueva y en el ejercicio ministerial nuevamente; aunque Dios ya había
decidido arrebatarlo al cielo en un torbellino y así como sucedió más
adelante (2 Reyes 2: 1, 9-12).
Entonces la Palabra divina fue clave
para que el profeta Elías superará todas esas crisis que le
sobrevinieron en pleno servicio y actividad ministerial profética
(Salmos 119: 49, 50).
4. LA FORTALEZA DIVINA (Vr. 5-8)
Fortalecer (hb. Kóakj): ser firme, vigor, fuerza, fuerte, poder, potencia.
La comida que el mismo ángel del Señor
le preparó le sirvió para recuperar y recibir suficientes fuerzas, vigor
y poder como para caminar cuarenta días y noches. Elías estaba cansado,
hambriento, soñoliento, decepcionado de la vida, lleno de miedo y
desmotivado; sin embargo la comida (tal vez preparada por el ángel de
Jehová) le fortaleció grande y poderosamente, tanto que caminó un buen
trayecto hasta al monte Horeb o monte de Dios. Dios lo sustentó,
fortaleció de la misma manera que lo hizo con Su siervo Moisés (Éxodo
24: 18; 34: 28), más tarde con Jesús en el desierto (Mateo 4: 1-11).
En los momentos de crisis y desaliento
vamos a fortalecernos con la Palabra de Dios (Salmos 119: 49, 50), el
servicio a Dios y a Su obra (Hechos 20: 19), la oración (1
Tesalonicenses 5: 17), congregándonos (Hebreos 10: 25), el concejo de
otros siervos de Dios y el testimonio de otros hermanos. ¡A
fortalecernos como David para poder librar las batallas de la vida! (1
Samuel 30: 6), también como Jonás (Jonás 2: 1, 2,7), Jesús (Lucas 22:
43, 44; Hebreos 5: 7) y otros (Santiago 5: 13a).
5. EL MONTE DE DIOS O MONTE HOREB (Vr. 8)
Era el mismo monte donde Dios se le
había revelado a Moisés, donde podría poder tener comunión con Dios y
estar en Su presencia como lo había hecho Moisés allí anteriormente (1
Reyes 19: 8, 11a). Horeb también era una variante para designar al monte
Sinaí (Éxodo 3: 1; 19: 1-3); el cual estaba ubicado en el desierto a
300/400 km de Beerseba. Entonces Elías iba al mismo lugar donde Dios se
le reveló a Moisés y a los hijos de Israel, aunque a su siervo Moisés se
le manifestó de manera espectacular.
6. EL LLAMADO DIVINO A SALIR DE LA CUEVA (Vr. 9, 11, 13, 15)
Dios lo quería totalmente fuera de la
cueva y en acción ministerial nuevamente (1 Reyes 19: 9, 11, 13, 15-21;
21: 17-29; 2 Reyes 1: 3-17; 2: 8, 9).
7. LA EXPERIENCIA PERSONAL Y DIRECTA CON EL SILBIDO APACIBLE (Vr. 11, 12)
Era un silbido apacible y delicado
(susurro, murmullo, sonido suave y ligero), donde estaba la genuina
presencia de Jehová (vr. 11-19a). Los tres elementos fuertes (viento,
terremoto y fuego), son citados como heraldos de Dios (Éxodo 19: 18;
Salmos 18: 8-14). ¡Pero nada descubre a Dios tan perfectamente como la
calma que sucede a la tormenta!
Este extraño pasaje tiene muchas
interpretaciones; pero la única explicación satisfactoria es que Dios
quería mostrarle a Elías que no debía esperar constantemente milagros
del poder divino para vencer el mal, sino que debía continuar con el
trabajo sencillo de cada día, que es fruto de la paciencia y de la fe;
no con violencia, sino con suavidad.
8. EL LLAMADO DIVINO A REANUDARSE MINISTERIALMENTE (Vr. 15-21)
Dios le envía por el camino de vuelta
(regreso), a través del desierto de Damasco y le encomienda una triple
misión; ungir (designar, nombrar con un llamamiento divino) a tres
personajes que van a ser en manos de Dios instrumentos de castigo contra
Israel y de vindicación de la gloria de Dios:
Hazael por rey de Siria
(vr. 15), Jehú por rey de Israel (vr. 16a) y Eliseo como su sucesor y en
la vindicación de la causa de Dios (vr. 16a). ¡El propósito divino era
continuar la misión que Dios le ha encomendado entre Su Pueblo y Eliseo
la continuaría por una generación más!
Sólo este último (Eliseo) realizaría
Elías, echándole (tirándole) su manto; esto simbolizaba que el profeta
Elías había escogido a Eliseo para que recibiera la autoridad y el poder
de su cargo (vr. 19-21). Los otros dos (Hazael y Jehú) los realizaría
Eliseo más adelante (2 Reyes 8: 8-15; 9:1-13).
No sabemos qué tiempo duró el profeta
Elías ejerciendo el ministerio de aquí en adelante, en esta nueva
oportunidad que Dios le había dado hasta su ascensión; lo cierto es que
se ACTIVÓ ministerialmente otra vez hasta que fue arrebatado al cielo en
un torbellino (1 Reyes 19: 15-21; 21: 17-29; 2 Reyes 1: 3-8, 10, 14-17;
2 Reyes 2: 6-10). Analicémoslo:
I. Escogió a su propio sucesor Eliseo (1 Reyes 19: 19-21)
Eliseo fue nombrado último en la orden
que Dios dio a Elías, pero fue llamado el primero de los tres (vr. 15,
16), pues por medio de él fueron llamados los otros dos (2 Reyes 8:
8-15; 9: 1-13). ¡Fue un llamamiento sorprendente e inesperado para
Eliseo; ya que estaba en el campo, no estaba leyendo u orando, ni mucho
menos ofreciendo sacrificios; sino que estaba arando! (vr. 19).
Era un hombre rico (vr. 21), dueño del
terreno, de doce yuntas de bueyes, muchos siervos y no desdeñaba
(vergüenza) poner la mano en el arado: fue tomado del arado para sembrar
la Palabra de Dios, como fueron los apóstoles tomados de sus redes para
ser pescadores de hombres. (Lucas 5:1-11)
II. Profecía de juicio contra Acab y familia (1 Reyes 21: 17-29)
III. Profecía de juicio contra Ocozías (2 Reyes 1: 1-7, 16, 17)
IV. Comisionado por Dios a Betel, Jericó y el Jordán (2 Reyes 2: 1-8)
V. Hizo que nuevamente descendiera fuego del cielo (2 Reyes 1: 10-14)
VI. Dividió el río Jordán en dos (2 Reyes 2: 7, 8)
VII. Dejó como herencia la doble porción de su espíritu a Eliseo (2 Reyes 2: 9-15)
VIII. Arrebatado al cielo (2 Reyes 2: 9, 11, 12, 16-18)
CONCLUSIÓN: Después de
haber estudiado y analizado esta poderosa Palabra de Dios finalizamos
preguntando: ¿Sí es posible superar la crisis que se nos presentan en la
vida, en el ministerio, en el servicio que venimos realizando para Dios
y Su obra? ¿Estamos dispuestos a superarlas con voluntad y la ayuda
divina? ¡Con el Señor nuestro Dios lo lograremos; porque todo lo podemos
en Cristo que nos fortalece! (Filipenses 4: 13).
¡AMEN QUE SÍ! ¡MANOS A LA OBRA!
Dios les bendiga, gracias por sus comentarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios