miércoles, 1 de septiembre de 2021

Un Proceso doloroso pero con un Final Hermoso

  Un Proceso doloroso pero con un Final Hermoso

Un Proceso doloroso pero con un Final Hermoso

“Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro? —afirma el Señor—. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero”

Jeremías 18:6 (Nueva Versión Internacional)

Cuando era un niño recuerdo que cerca de la casa de mis padres a unas pocas cuadras había un lugar en donde hacían toda clase de objetos de barro. Mi curiosidad me llevaba a ese lugar y podía estar mucho tiempo observando cómo tomaban un poco de barro y comenzaban a darle forma.

Como todo niño curioso y con muchas ganas de experimentar lo que se sentía recuerdo que llegaba a mi casa, mojaba un poco de tierra y quería imitar lo que aquel señor creaba con el barro. Está claro que mi obra terminada no era la más hermosa, pero por otra parte aquel señor alfarero tenía una mano increíble, puesto que hacía que un poco de barro desenterrado se convirtiera en una de las piezas más hermosas que adornan la sala de una casa.

Al recordar esos episodios de mi vida, venía a mí el pasaje bíblico del alfarero y como Dios nos recuerda que somos como barro en sus manos lo cual significa que estamos en un proceso de fabricación y cuyo producto terminado será algo hermoso.